Cristina instaló la posibilidad de participación de los trabajadores en la rentabilidad de las empresas como variable de negociación de salarios. Cargó contra formadores de precios e instó a opositores a abandonar eslogans y hacer propuestas.
Es hora de que hablemos las cosas en serio en la República Argentina”, instó Cristina Fernández al encabezar ayer en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada un acto en el que se anunció un acuerdo entre el Mercado Central, la provincia de Chaco y el municipio de José C. Paz para la construcción de centrales alimentarias.
Se refería al debate sobre la puja redistributiva en otros términos que los planteados desde los medios de comunicación y algunos sectores del establishment y, concretamente, a la posibilidad de discutir la participación de los trabajadores en las ganancias, en caso de ser necesario.
Durante casi una hora, la presidenta abordó diversas problemáticas que hacen a la agenda informativa de los principales medios de comunicación del país, pero reclamó seriedad a la hora de abordarlos. “Creo que estamos en un punto central, en el que hay que discutir cómo resolvemos la puja distributiva en la Argentina.”
Al respecto, volvió a reclamar moderación a la hora de abordar las negociaciones salariales “porque –puntualizó– cuando la puja distributiva se desmadra la historia es clarita, los que más tienen siempre siguen teniendo más y los que pagan las consecuencias son los trabajadores”.
La presidenta desafió la vieja argumentación del empresariado para retacear las subas salariales: “Si realmente no hay tanta rentabilidad en las empresas entonces no tienen que molestarse tanto cuando se quiere discutir la participación de los trabajadores en la rentabilidad de las empresas”, dijo. Además, deslizó lo que por primera vez podría convertirse en una variable más en las negociaciones entre sindicatos y patronales, cuando sostuvo que la participación de los trabajadores en la rentabilidad de las empresas “es una de las formas para también mediar en esta puja distributiva”.
“Si realmente la puja distributiva vía demanda salarial es una cuestión que se agrava, discutamos entonces sobre la rentabilidad de las ganancias, y si no se quiere discutir sobre rentabilidad de ganancias, discutamos entonces cómo se forman los precios”, reclamó.
La presidenta cargó además contra los formadores de precios. Destacó que “hay dispersión, muchísima distorsión y muchísimo aprovechamiento también de estas situaciones”. En este sentido criticó, por ejemplo, que las propias cadenas de supermercados varíen los precios de sus productos según el barrio en que están ubicadas sus sucursales.
Frente a esta situación señaló que la responsabilidad del gobierno es regular los precios sobre bienes inelásticos. Destacó que en esto “ha actuado fuertemente, inclusive se han tomado algunas medidas en materia de combustibles contra alguna empresa que, más que empresa, parece un partido político opositor”.
Cristina advirtió además que es momento de poner en juego cuál es el modelo de sociedad que se quiere y cómo se hará para seguir creciendo. Frente a esta disyuntiva planteó dos escenarios.
El primero, de profundización del modelo, apuesta a incrementar la inversión y aumentar la producción, incorporando mayor valor agregado mediante la innovación tecnológica. Cristina advirtió que la otra alternativa es volver “a la vieja receta de los argentinos, donde terminamos matando a la gallina de los huevos de oro, porque creemos que si la abrimos, adentro vamos a encontrar más huevos que con la gallina poniendo todos los días. Yo me inclino por mantener viva la gallina que sigue poniendo huevos todos los días.”
Por eso pidió “discutir sin eslogans”. “No alcanza con decir ‘tengo un plan’, porque ya escuché eso mucho”, afirmó, y reclamó: “Que nos cuenten cuál es el plan, con qué instrumentos, con qué medidas, con qué recursos, a quiénes llega y quién pone, porque cuando hablamos de recursos alguien pone, o pone el Estado o ponen otros y cuando pone el Estado hay que sacarlo de otros lados”, en obvia alusión a los proyectos impulsados el año pasado en el Congreso por diversos sectores de la oposición que mientras buscaban desfinanciar el Estado impulsaban el 82% móvil para las jubilaciones mínimas (ver p. 7). “Tenemos que saber defendernos frente a las cosas cuando nos quieren plantear escenarios o cuestiones mediáticas, o ilusiones que poco tienen que ver con la realidad y que terminan impactando negativamente en los argentinos.”
“Hay que cuidar este proyecto y este proceso económico iniciado en 2003”, pidió Cristina, y también señaló que “se puede tener fastidio con el gobierno, pueden no gustar las políticas, pero no hay que tomarle el pelo a la gente, porque la gente tiene memoria de lo que pasó y de las cosas que quieren instalar permanentemente”.
Por esta razón, repasó rápidamente el camino recorrido por la Argentina desde el 25 de mayo de 2003 a la fecha: “Sobrevivimos a una crisis terrible en 2009, y tuvimos uno de los mejores comportamientos económicos de todas las economías emergentes del mundo.”
Entre otros temas, destacó que hay nivel récord de reservas en el país, que ya lleva ocho años de superávit fiscal primario y que la Argentina abordó el mayor proceso de desendeudamiento de la historia. “Los pretendidamente ‘izquierdosos’ fuimos los que pusimos con superávit fiscal a la Argentina y los que eran todos liberales se endeudaban, es impresionante. Quién se hubiese imaginado a ex militantes de los ’70 hablar de superávit fiscal, de balanza comercial. Es que fuimos buenos en serio” concluyó, en medio de un espontáno aplauso.
Se refería al debate sobre la puja redistributiva en otros términos que los planteados desde los medios de comunicación y algunos sectores del establishment y, concretamente, a la posibilidad de discutir la participación de los trabajadores en las ganancias, en caso de ser necesario.
Durante casi una hora, la presidenta abordó diversas problemáticas que hacen a la agenda informativa de los principales medios de comunicación del país, pero reclamó seriedad a la hora de abordarlos. “Creo que estamos en un punto central, en el que hay que discutir cómo resolvemos la puja distributiva en la Argentina.”
Al respecto, volvió a reclamar moderación a la hora de abordar las negociaciones salariales “porque –puntualizó– cuando la puja distributiva se desmadra la historia es clarita, los que más tienen siempre siguen teniendo más y los que pagan las consecuencias son los trabajadores”.
La presidenta desafió la vieja argumentación del empresariado para retacear las subas salariales: “Si realmente no hay tanta rentabilidad en las empresas entonces no tienen que molestarse tanto cuando se quiere discutir la participación de los trabajadores en la rentabilidad de las empresas”, dijo. Además, deslizó lo que por primera vez podría convertirse en una variable más en las negociaciones entre sindicatos y patronales, cuando sostuvo que la participación de los trabajadores en la rentabilidad de las empresas “es una de las formas para también mediar en esta puja distributiva”.
“Si realmente la puja distributiva vía demanda salarial es una cuestión que se agrava, discutamos entonces sobre la rentabilidad de las ganancias, y si no se quiere discutir sobre rentabilidad de ganancias, discutamos entonces cómo se forman los precios”, reclamó.
La presidenta cargó además contra los formadores de precios. Destacó que “hay dispersión, muchísima distorsión y muchísimo aprovechamiento también de estas situaciones”. En este sentido criticó, por ejemplo, que las propias cadenas de supermercados varíen los precios de sus productos según el barrio en que están ubicadas sus sucursales.
Frente a esta situación señaló que la responsabilidad del gobierno es regular los precios sobre bienes inelásticos. Destacó que en esto “ha actuado fuertemente, inclusive se han tomado algunas medidas en materia de combustibles contra alguna empresa que, más que empresa, parece un partido político opositor”.
Cristina advirtió además que es momento de poner en juego cuál es el modelo de sociedad que se quiere y cómo se hará para seguir creciendo. Frente a esta disyuntiva planteó dos escenarios.
El primero, de profundización del modelo, apuesta a incrementar la inversión y aumentar la producción, incorporando mayor valor agregado mediante la innovación tecnológica. Cristina advirtió que la otra alternativa es volver “a la vieja receta de los argentinos, donde terminamos matando a la gallina de los huevos de oro, porque creemos que si la abrimos, adentro vamos a encontrar más huevos que con la gallina poniendo todos los días. Yo me inclino por mantener viva la gallina que sigue poniendo huevos todos los días.”
Por eso pidió “discutir sin eslogans”. “No alcanza con decir ‘tengo un plan’, porque ya escuché eso mucho”, afirmó, y reclamó: “Que nos cuenten cuál es el plan, con qué instrumentos, con qué medidas, con qué recursos, a quiénes llega y quién pone, porque cuando hablamos de recursos alguien pone, o pone el Estado o ponen otros y cuando pone el Estado hay que sacarlo de otros lados”, en obvia alusión a los proyectos impulsados el año pasado en el Congreso por diversos sectores de la oposición que mientras buscaban desfinanciar el Estado impulsaban el 82% móvil para las jubilaciones mínimas (ver p. 7). “Tenemos que saber defendernos frente a las cosas cuando nos quieren plantear escenarios o cuestiones mediáticas, o ilusiones que poco tienen que ver con la realidad y que terminan impactando negativamente en los argentinos.”
“Hay que cuidar este proyecto y este proceso económico iniciado en 2003”, pidió Cristina, y también señaló que “se puede tener fastidio con el gobierno, pueden no gustar las políticas, pero no hay que tomarle el pelo a la gente, porque la gente tiene memoria de lo que pasó y de las cosas que quieren instalar permanentemente”.
Por esta razón, repasó rápidamente el camino recorrido por la Argentina desde el 25 de mayo de 2003 a la fecha: “Sobrevivimos a una crisis terrible en 2009, y tuvimos uno de los mejores comportamientos económicos de todas las economías emergentes del mundo.”
Entre otros temas, destacó que hay nivel récord de reservas en el país, que ya lleva ocho años de superávit fiscal primario y que la Argentina abordó el mayor proceso de desendeudamiento de la historia. “Los pretendidamente ‘izquierdosos’ fuimos los que pusimos con superávit fiscal a la Argentina y los que eran todos liberales se endeudaban, es impresionante. Quién se hubiese imaginado a ex militantes de los ’70 hablar de superávit fiscal, de balanza comercial. Es que fuimos buenos en serio” concluyó, en medio de un espontáno aplauso.
Fuente Diario "Tiempo Argentino"
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En la etapa de la consolidación del crecimiento es donde vienen a acentuarse las pujas distributivas. Y yo creo que estamos en este punto central de cómo resolvemos la puja distributiva en la República Argentina”, manifestó la presidenta, Cristina Fernández, ayer en un acto en Casa de Gobierno donde encabezó la firma de convenios entre dos mercados concentradores regionales y el Mercado Central .
Cristina le dedicó su discurso a la inflación. Aseguró que tal fenómeno se explica por una fuerte distorsión de precios motivada por los empresarios que, frente a la suba de la demanda, optan por no aumentar la oferta. Un comportamiento que, según la mandataria, podría terminar yendo en contra de un modelo económico que les ha permitido crecer y obtener ganancias. También defendió la política de subsidios y los controles puntuales de precios como el que se aplicó sobre Shell. Cristina criticó a la petrolera: “Se parece a un partido de la oposición”.
“Néstor me decía que en la etapa que le tocó hacerse cargo del país, el país en llamas, todo el mundo se daba cuenta de que no podía hacer demasiadas olas porque todo podía volver a desmoronarse. Luego vino la etapa de la consolidación del crecimiento y es donde vienen a acentuarse las pujas distributivas”, analizó CFK. La resolución de la puja distributiva podría ser “como lo hicieron históricamente, pensando que no había proyecto o no había proceso que durara más de uno o dos años” o “vía aumento de la oferta con inversión, si nuestros empresarios aprovechan los beneficios fiscales, la protección que se da a la industria nacional para incorporarle valor y abaratar costos y nuestros comerciantes aprovechan el consumo para poder generar mejores bocas de distribución”, describió.
En el análisis de la Presidenta, la puja distributiva se instaló a partir de la mejora en el poder de compra de los trabajadores y dio lugar a un comportamiento empresario que sería “de tipo aprovechador”, subiendo los precios según considere que la demanda los pueda convalidar. “Son algunos sectores que buscan apropiarse de rentabilidad vía precios y no vía aumento de la oferta o vía aumento de la inversión”, indicó.
La conclusión del razonamiento es que no existe un aumento generalizado de precios. “Hay dispersión, hay muchísima distorsión y muchísimo aprovechamiento también de estas situaciones, inclusive dentro de las propias cadenas de una sola marca donde según el barrio en el que esté ubicado el supermercado las cosas tienen un precio, y si está en zona norte –de la ciudad de Buenos Aires–, donde está la gente de mayor poder adquisitivo, la misma cadena le pone otro precio”, indicó CFK. “Otro tema que el año pasado impactó mucho y debemos reconocerlo fue el precio de la carne. El año pasado más de la mitad del impacto inflacionario fue del sector carne”, admitió Cristina.
La Presidenta pidió entonces responsabilidad por parte de quienes son formadores de precios. “Y no tenemos un solo formador de precios, hoy son formadores de precios no solamente aquellos que producen, sino también los que compran grandes cantidades y hacen una segunda formación de precios en góndolas, en supermercados, en distribuciones, en bolseros”, dijo. La explicación oficial de la inflación, a partir de la decisión del empresario de hacer “ganancia fácil” subiendo precios y no invirtiendo, puede tener asidero en los mercados muy concentrados, pero en aquellos más dispersos la propia competencia debería introducir una presión a la baja.
Una política central del Gobierno para aplacar la inflación es el congelamiento de tarifas. “Las expectativas inflacionarias están determinadas por los insumos básicos y los precios inelásticos, como las tarifas. Porque si aumenta el gas, la luz o el agua la gente no puede prescindir de estos elementos”, indicó la Presidenta. “Los subsidios mantienen las tarifas más bajas de toda América latina. Si por ejemplo los transportes tuvieran valores, no digo internacionales, sólo más altos que los que tienen, esto se trasladaría inmediatamente a demanda salarial.”
“Entonces el Gobierno, en lo que es responsabilidad del Gobierno, regula aquellos precios que tiene derecho a regular porque son bienes inelásticos. Allí se ha actuado muy fuertemente, inclusive se han tomado algunas medidas en materia de combustibles contra alguna empresa que más que una empresa parece un partido político opositor”, disparó CFK en referencia a los aumentos que dispuso Shell. También hubo mensaje para los bancos: “Sería bueno que con la solvencia y rentabilidad que tiene el sistema financiero se orientara más a la producción y al aumento de la oferta y no sólo al consumo”.
Cristina también dejó entrever un pedido de cautela en las próximas demandas de aumento salarial. “En cuanto la puja distributiva se desmadra tenemos la historia clarita, los que tienen más siempre siguen teniendo más, y los que pagan las consecuencias son los trabajadores. Esto no significa para nada que los trabajadores no tengan derecho a tener un mejor salario, sino que tengamos cuidado”.
Fuente Diario "Página 12"
“Néstor me decía que en la etapa que le tocó hacerse cargo del país, el país en llamas, todo el mundo se daba cuenta de que no podía hacer demasiadas olas porque todo podía volver a desmoronarse. Luego vino la etapa de la consolidación del crecimiento y es donde vienen a acentuarse las pujas distributivas”, analizó CFK. La resolución de la puja distributiva podría ser “como lo hicieron históricamente, pensando que no había proyecto o no había proceso que durara más de uno o dos años” o “vía aumento de la oferta con inversión, si nuestros empresarios aprovechan los beneficios fiscales, la protección que se da a la industria nacional para incorporarle valor y abaratar costos y nuestros comerciantes aprovechan el consumo para poder generar mejores bocas de distribución”, describió.
En el análisis de la Presidenta, la puja distributiva se instaló a partir de la mejora en el poder de compra de los trabajadores y dio lugar a un comportamiento empresario que sería “de tipo aprovechador”, subiendo los precios según considere que la demanda los pueda convalidar. “Son algunos sectores que buscan apropiarse de rentabilidad vía precios y no vía aumento de la oferta o vía aumento de la inversión”, indicó.
La conclusión del razonamiento es que no existe un aumento generalizado de precios. “Hay dispersión, hay muchísima distorsión y muchísimo aprovechamiento también de estas situaciones, inclusive dentro de las propias cadenas de una sola marca donde según el barrio en el que esté ubicado el supermercado las cosas tienen un precio, y si está en zona norte –de la ciudad de Buenos Aires–, donde está la gente de mayor poder adquisitivo, la misma cadena le pone otro precio”, indicó CFK. “Otro tema que el año pasado impactó mucho y debemos reconocerlo fue el precio de la carne. El año pasado más de la mitad del impacto inflacionario fue del sector carne”, admitió Cristina.
La Presidenta pidió entonces responsabilidad por parte de quienes son formadores de precios. “Y no tenemos un solo formador de precios, hoy son formadores de precios no solamente aquellos que producen, sino también los que compran grandes cantidades y hacen una segunda formación de precios en góndolas, en supermercados, en distribuciones, en bolseros”, dijo. La explicación oficial de la inflación, a partir de la decisión del empresario de hacer “ganancia fácil” subiendo precios y no invirtiendo, puede tener asidero en los mercados muy concentrados, pero en aquellos más dispersos la propia competencia debería introducir una presión a la baja.
Una política central del Gobierno para aplacar la inflación es el congelamiento de tarifas. “Las expectativas inflacionarias están determinadas por los insumos básicos y los precios inelásticos, como las tarifas. Porque si aumenta el gas, la luz o el agua la gente no puede prescindir de estos elementos”, indicó la Presidenta. “Los subsidios mantienen las tarifas más bajas de toda América latina. Si por ejemplo los transportes tuvieran valores, no digo internacionales, sólo más altos que los que tienen, esto se trasladaría inmediatamente a demanda salarial.”
“Entonces el Gobierno, en lo que es responsabilidad del Gobierno, regula aquellos precios que tiene derecho a regular porque son bienes inelásticos. Allí se ha actuado muy fuertemente, inclusive se han tomado algunas medidas en materia de combustibles contra alguna empresa que más que una empresa parece un partido político opositor”, disparó CFK en referencia a los aumentos que dispuso Shell. También hubo mensaje para los bancos: “Sería bueno que con la solvencia y rentabilidad que tiene el sistema financiero se orientara más a la producción y al aumento de la oferta y no sólo al consumo”.
Cristina también dejó entrever un pedido de cautela en las próximas demandas de aumento salarial. “En cuanto la puja distributiva se desmadra tenemos la historia clarita, los que tienen más siempre siguen teniendo más, y los que pagan las consecuencias son los trabajadores. Esto no significa para nada que los trabajadores no tengan derecho a tener un mejor salario, sino que tengamos cuidado”.
Fuente Diario "Página 12"
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