El Camino de la Angustia.

Hoy te confieso Néstor que estuve todo el día con angustia y ganas de llorar.

Me angustió el recuerdo de tu muerte un año atrás, y decidí dejar que esa angustia y esas lágrimas me guiaran en todo lo que iba a hacer hoy.

Fui a trabajar, Néstor, como todos los días, y trabajé fuerte, como siempre hiciste vos, pero no pude liberarme de la angustia.

A la noche decidí que la angustia me marcara el camino. Salí del trabajo, me tomé el subte que me llevaba a la Plaza y me planté primero que nada en la Catedral.

No fui al brindis que por vos hacían los compañeros de la Boca, no fui porque el día era nada más que para vos y mi angustia, solos, un día nada más que para recordarte y llorarte solo. A lo mejor estuve mal, no se…, pero el camino me lo marcaron mis sentimientos, y con eso no jodo.

Cuando llegué a la Catedral ya había mucha gente en la Plaza, mucha, organizados o no, no importó, lo que me importó fue que ahí si pude descargar mi angustia con toda la carga en lágrimas, lágrimas por tu falta, Néstor, lloré como te lloré durante tres días el año pasado, fue el llanto de un hombre de tu generación, que pasó por muchas de las cosas por las que vos pasaste, y que por vos volvió a la política con esperaza, por vos…, te lo juro.

Estuve un par de horas, lloraba y paraba, me mezclé con la gente, compré un prendedor con la foto tuya y de Cristina, vi otros llantos como el mío, de hombres, mujeres, jóvenes y adultos que lloraban también por vos…

Ya sé que en momentos como este decimos que estás en el alma de tu pueblo, pero para mi son nada más que palabras, lo que me angustia es tu falta, que carajo me importa que te sigamos recordando durante el resto de nuestras vidas si lo que queremos es volver a tenerte.

No pude la noche del triunfo tampoco cantar “avanti morocha”, porque dice “que nadie está muerto”, y vos te moriste…, no jodamos…, la tuya es para mi y para una parte del pueblo argentino una pérdida irreparable, no hay retorno de la muerte.

Me acordé también, y disculpenme vos y Cristina, de aquellos que en mi barrio y en el resto de la Capital, te putearon en vida y desearon tu muerte…, no tengo ya lugar en mi corazón para albergar amor por ellos, yo ya no olvido ni perdono nunca más, nunca más, Néstor, nunca más voy a trabajar para que ellos vivan mejor, no tengo ya ni un cachito de amor para darles, perdoname pero voy a ser brutalmente sincero con vos como fuiste vos con todos en vida…, no olvido ni perdonaré jamás a esa gente…

Después de llorarte me fui caminando para mi casa Néstor, a escribir éstas líneas para vos, para contarte ni más ni menos que lo que siento.

Te extraño mucho Néstor, y eso me angustia, voy a dejar que esa angustia vuelta lágrimas en la Plaza me guíe para seguir el camino que nos marcaste, para trabajar con esa parte del pueblo argentino que también te extraña y llora por vos, lo único que siento es que te voy a seguir extrañando y que mi camino me lo van a marcar mis sentimientos y tu ejemplo, es lo único que vale hoy…

Chau, Néstor, si existe la eternidad te voy a buscar para darte el abrazo enorme que no pude darte en vida, chau…, hasta siempre…

Un militante tuyo que hoy fue nada más que un hombre parte del pueblo argentino que te extraña...